La contaminación atmosférica de Delhi es tan grave que a veces es difícil distinguir algo a más de unos pocos metros de distancia. Y está afectando la salud de las personas. Respirar es incómodo, y una de nosotras (Komali) desarrolló sarpullido y ojos rojos en un viaje reciente a la ciudad. Es por esto, que la contaminación atmosférica anual de Delhi se ha convertido en una calamidad provocada por el hombre.
Nuestras experiencias no son inusuales. Delhi —oficialmente el Territorio de la Capital Nacional de Delhi— es la segunda zona urbana más poblada del mundo y una de las más contaminadas. Recientemente, la contaminación atmosférica superó 26 veces el límite saludable prescrito por la Organización Mundial de la Salud.
El índice de calidad del aire, o ICA, mide el grado de contaminación del aire en una escala de 0 (limpio) a 500 (máxima contaminación). El 19 de noviembre, el promedio de Delhi era de 485. Muchos de sus sensores de contaminación atmosférica alcanzaron un máximo de 500, por lo que la cifra real sería aún mayor.
La situación llega a su punto máximo cada invierno, cuando muchas personas sufren problemas respiratorios y aumentan las visitas al hospital. Un extraordinario 11,5 % de todas las muertes en la ciudad se atribuye a la contaminación atmosférica, lo que supone la pérdida de unas 12.000 vidas al año.
Una calamidad provocada por el hombre
Esta es una calamidad provocada por el hombre con múltiples causas. Algunos factores son comunes a muchas ciudades grandes y de rápido crecimiento, especialmente en las economías emergentes. Delhi, por ejemplo, cuenta con numerosas centrales eléctricas de carbón y sus calles están congestionadas por el tráfico pesado. Décadas de polvo, a menudo procedente de la industria de la construcción y sus alrededores, se han acumulado en la ciudad. Los residuos a menudo simplemente se queman.
Pero algunos factores son más específicos y son estos los que llevan a Delhi de una “contaminación normal” a una catástrofe. Cada año, los agricultores del norte de la India, especialmente de los estados graneros de Punjab y Haryana, queman la paja sobrante que queda en los campos, lo que genera enormes nubes de humo que soplan a favor del viento hacia Delhi. Los fuegos artificiales durante Diwali (celebrado el 31 de octubre de este año) también causan un pequeño, pero notable aumento de la contaminación atmosférica.
Todo esto se agrava cuando comienza el invierno y el aire más frío y contaminado queda atrapado sobre la ciudad por una capa de aire más cálido que está encima, un proceso conocido como inversión de temperatura .
Un esfuerzo consciente
El riesgo de contaminación está aumentando. Las autoridades centrales y estatales se culpan mutuamente y existe una falta de voluntad política para abordar el problema. Las personas parecen renuentes a asumir su responsabilidad y dejar de contaminar.
Se necesita un esfuerzo consciente. Afortunadamente, ciertas políticas podrían marcar la diferencia. Por ejemplo, se deberían cubrir los materiales en las obras de construcción y demolición para evitar que se levante tanto polvo. Esto podría requerir que Delhi refuerce su sistema de cumplimiento legal.
La ciudad debería plantar más árboles en las aceras y crear nuevos parques. Los árboles contribuyen eficazmente a combatir la contaminación atmosférica. Se debería restringir la quema de residuos. Con el tiempo, la energía del carbón tendrá que ser reemplazada por la eólica y, sobre todo, la solar. Cuando la contaminación alcance su punto máximo, la ciudad puede imponer restricciones estrictas a los grandes vehículos de carga diésel que transporten artículos no esenciales.
Los agricultores, por su parte, deben dejar de quemar el material vegetal que queda (conocido como rastrojo) después de la cosecha. Es más fácil decirlo que hacerlo. Las zonas a barlovento de Delhi suelen tener dos temporadas de cultivo, y muchos agricultores queman el rastrojo de arroz en noviembre antes de sembrar trigo en el mismo campo. El sistema ha persistido durante mucho tiempo y está prácticamente estancado, sin que los actores más poderosos tengan suficientes incentivos para cambiar la situación.
Existen algunas alternativas. Se podría incentivar a los agricultores a diversificar sus cultivos, quizás mediante condiciones asociadas a los préstamos. Parte de ese rastrojo podría utilizarse como alimento para el ganado, en compost, como material para techos o quemarse en plantas de bioenergía para producir electricidad.
Las estrategias basadas en la evidencia y las mejores prácticas son cruciales. El objetivo debe ser reducir el índice de calidad del aire a la categoría “buena” de 0 a 50 y, en última instancia, eliminar el aire tóxico en Delhi y la región circundante.